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viernes, 5 de junio de 2015

In English: Cristina Burns: Surreal still life: food from the alienation and colorful perspective

''Delusional Parasitosis''

Cristina Burns (Spain, 1982) is a photographer who is the subject of still lifes with enough frequency. Relation to insects and parasites ( Morgellons syndrome, for example) child mental disorders reflected in the foods appearing in photographs by Burns. Also, food presentation As can be so succulent pastries and jellies , combined with filth bugs, forcing the viewer a UN contemplate universe of contrasts. Aggressive sweet contrasts where, claiming to be tested. Taste, is suddenly polluted by countless tales of filth as viscera , dead animals , birds dissected , human heads of childish ... Multiple Food terrors that distance one thereof realism and still lifes , all about the search for representing something nice paragraph rich palate.


Finally, it notes that the materials used in these photographs and montages are not at all edible, but treated plastic and sparkling ornaments, giving these works of art to a completely unnatural air. This, again, reaffirms the surreal character of still lifes, showing once again that it is in front of a suggestive and bizarre food, but even the most curious can never prove.

Cristina Burns: Bodegones neosurrealistas: la comida desde la enajenación y la perspectiva colorista


''Delusional Parasitosis''

Cristina Burns (España, 1982) es una fotógrafa que trata el tema de los bodegones con bastante frecuencia. Los trastornos mentales relacionados con los insectos y parásitos (síndrome de Morgellons, por ejemplo) son reflejados en las comidas que aparecen en las fotografías de Burns. Además, la presentación de alimentos tan suculentos como pueden ser los pasteles y las gominolas, combinados con la asquerosidad de los bichos, fuerzan al espectador a contemplar un universo de contrastes. Contrastes agresivos, donde un dulce, que reclama ser probado por el gusto, de pronto se ve contaminado por un sinfín de inmundicias tales como vísceras, animales muertos, aves diseccionadas, cabezas humanas de aire infantil... múltiples terrores alimenticios que distancian a estos bodegones del realismo y, sobre todo, de la búsqueda por representar algo agradable y rico para el paladar.


Finalmente, cabe destacar que los materiales empleados en estas fotografías y montajes no son para nada comestibles, sino que se tratan de plásticos y adornos espumosos, lo que confiere a estas obras de arte un aire completamente antinatural. Este, nuevamente, reafirma el carácter surrealista de los bodegones, evidenciando una vez más que se está delante de un alimento sugerente y grotesco, pero que ni el más curioso podrá probar nunca.