miércoles, 25 de junio de 2014

La sillería de coro de la Catedral de San Salvador de Oviedo (Asturias, España): estudio más profundo de sus elementos, recalcando la importancia de la influencia germana traída por Alejo de Vahía, y otras cosas igual de interesantes

La sillería de coro de la Catedral de San Salvador de Oviedo fue encargada por el obispo de la diócesis Don Juan Arias del Villar, comenzándose así los trabajos de realización en el año 1491, y finalizando en 1492. El conjunto se compondría originalmente por 80 sillas atribuidas a Alejo de Vahía, pero también a otros maestros aún desconocidos. La sillería sería utilizada durante siglos para reunir a los miembros del clero en la Catedral de Oviedo. Sin embargo, en 1901, el obispo Ramón Martín Vigil decidió retirar la sillería de coro de la Catedral para poder reformar el espacio de culto. Por tanto, es distribuida en varios lugares. Las sillas establecidas en la capilla de Covadonga y en la Sala Capitular, que eran 45 superiores (dedicadas a los canónigos) fueron destruidas durante la revolución de octubre de 1934. Por otro lado, las sillas bajas (reservadas a los titulares), que eran 34, habían sido llevadas a la Capilla de Santa Bárbara durante las reformas de Martín Vigil. En 1954, sin razón conocida, son desarticuladas y abandonadas en el desván del Claustro de la Catedral, hasta ser descubiertas en 1979 por el matrimonio norteamericano de historiadores formado por Dorothy y Henry Kraus, quienes se encargaron de preservarlas gracias a la financiación recibida de la International Fund for Monuments, institución estadounidense encargada de restaurar, conservar y gestionar el patrimonio artístico y cultural global. Ellos procedieron a la catalogación de las mismas como obra de arte español de suma importancia. En la actualidad se conservan 28 sillas del conjunto, puesto que no todo fue recuperable, además de varios respaldos imposibles de recolocar, y misericordias. Se exponen nuevamente en el Claustro de la Catedral de Oviedo, concretamente en la Sala Capitular.


Perteneciente al estilo artístico denominado gótico tardío, la sillería fue creada en gran parte por el artista hispano-renano Alejo de Vahía. Las restauraciones, llevadas a cabo en las últimas décadas, han permitido revivir la lustrosidad de la madera de nogal, resaltándose su color marronáceo-rojizo y brillo particular. La International Fund for Monuments de Washington, en 1979, se encargó de restaurar siete sillas. Debe tenerse en cuenta que el matrimonio Kraus acababa de descubrirlas, así que intentó recomponer primero aquellas que consideró más valiosas, o bien aquellas en peor estado, mas recuperables. Al año siguiente, en 1980, los artesanos Manuel Marino y Luis Espino, mediante la financiación de la organización antes citada, pudieron restaurar las 28 sillas del conjunto que se conservan hasta nuestros días.



Vista frontal de la sillería alta de la Catedral de Oviedo.

Vista lateral de la sillería alta de la Catedral de Oviedo.

En la sillería alta, de la que quedan sólo cinco ejemplares, se utiliza a fondo la taracea hecha a base de incrustaciones de madera de boj. Ésta es más clara que la de nogal y sirve para resaltar los textos, así como los escudos, símbolos y ornamentos que aparecen en los respaldos.


Las inscripciones, situadas en la parte alta de los respaldos, están en latín y contienen fragmentos, o bien de la Biblia, o bien del Credo. De hecho, en uno de los respaldos se escribe una parte del Antiguo Testamento (Judith, 15, 9): <<IVDIC : TV GLO / RIA : IHM / TV : LETI / CIA : ISR / AEL : TV / HONORI / FICENCI / A : POPV / LI : NOS / TRI :>>. Su traducción al español es: ''Tu eres la gloria de Jerusalén, tú la alegría de Israel, tú el honor de nuestro pueblo.''



Otro fragmento, perteneciente a los Santos Evangelios, cuenta: <<SACAR / IAS : DI / CITE : FI / LIE : SI / ON : ECCE /: REX : TV / VS : VE /NIT : M / ANSVE / TVS :>>. Se traduce como: ''Decid a la hija de Sión, he aquí que viene tu rey lleno de mansedumbre''.


Escudo eclesiástico de Don Juan Arias del Villar. Sillería alta de la Catedral de Oviedo.


Gracias a la madera de boj se destaca el escudo eclesiástico que representa a Don Juan Arias del Villar. Se sabe que se trata de un escudo de la Iglesia porque el timbre se corona por un capelo, del cual cuelga un doble cordel con diez borlas y sobre cuatro rangos, a cada lado. Tanto el capelo como el cordel recuerdan siempre a la Iglesia, aunque la ciencia del blasón posee muchas distinciones y variantes dentro de su vertiente eclesiástica. El escudo simboliza la flor de lis acompañada de cuatro veneras y cinco estrellas de seis puntas. El hecho de que aparezca el escudo de Arias del Villar no es sólo una manera de reflejar su autoridad sino también una forma de hacerlo impasible ante el tiempo, pudiendo ser recordado como aquel que encargó tal obra de arte.


  Sillería baja de la Catedral de Oviedo.

Por otro lado, la sillería baja, la cual cuenta con 23 piezas, pese a la intervención de más de un maestro, atribuye sus mejores tallas a Vahía, como las que representan al profeta Moisés o a la mártir Santa Catalina.


                                                                   Moisés.


Así, aparecen motivos tan característicos del escultor como los rostros simétricos, los rizos que se despeñan sobre la frente (también simétricos, normalmente al igual que el pelo y barba), los ojos alicaídos, el iris remarcado, la nariz muy larga y estrecha, acabada en punta redondeada, la boca cerrada, las cejas muy finas, que casi son relieves rectilíneos, los dedos muy largos y delgados, etc.



                                                         Santa Catalina.


                                       Detalle del rostro de Santa Catalina.

Es curioso destacar que, en las mujeres, las cejas se arquean ligeramente. También en ellas Vahía hará que descubran su cabello totalmente, con los mechones marcadamente entrelazados. Sin embargo, la frente no se encuentra cubierta en ningún momento por el pelo, manteniéndose despejada, al contrario que en los varones. Los relieves de este escultor descubren su tendencia a la geometrización, pero sin embargo, las ondulaciones de cabellos y barbas, así como de los ropajes, y los gestos leves de movimiento en cuellos y brazos permiten que se realice un bonito contrarresto de formas. Es una buena muestra de un tardogótico que ya se aproxima al Renacimiento. Además, el escultor trae a la Catedral la influencia del arte centroeuropeo, pues él es originario de Renania (actual Alemania). Por tanto, la sillería asturiana es testimonio de una rica mezcla cultural que se manifiesta en su arte.


 La Sinagoga y la Iglesia.

Fuera de esto, la taracea de boj se emplea también en la sillería baja, para las filacterias. Alejo de Vahía también será capaz de aclarar a qué personaje está representando a través de rasgos u objetos identificativos del mismo. Por ejemplo, Moisés, santo y profeta del Antiguo Testamento, en su cabeza lleva un par de cuernos, los cuales simbolizarían los rayos luminosos que caracterizan a los divinos del Monte Sinaí. Sostiene, igualmente, los Diez Mandamientos. Santa Catalina aparece con la rueda dentada que la torturó y con la espada que la decapitó. Por último, La Sinagoga se muestra como una anciana, encorvada por el cansancio de los años, que tiene los ojos vendados, y porta el decálogo. Por otro lado, la Iglesia se representa como una mujer joven y engrandecida, que sostiene firme el cáliz con la Sagrada Forma. Son un par de imágenes completamente contrarias que intentan hacer ver que el judaísmo (sinónimo de la Sinagoga), está envejecido y es algo totalmente estancado, anclado al pasado. Por otro lado, el cristianismo (simbolizado con la Iglesia) representaría una religión novedosa y actualizada a los tiempos que corren. Es una auténtica política en contra del judaísmo.

Se combina el uso del altorrelieve, empleado para las figuras de los respaldos, que sobresalen permitiendo percibir más fácilmente su transcendencia, junto al mediorrelieve y bajorrelieve, para las escenas menos importantes. La temática figurada en la sillería baja es tanto religiosa (abarca apóstoles, santos, profetas, la Anunciación, el Arcángel San Gabriel en la Anunciación, la Sinagoga y la Iglesia...) como profana.


                                                Fábula de la zorra y la grulla.


En esas escenas mundanas, más esquematizadas, seguramente obra de los ayudantes de Alejo de Vahía, pueden resaltarse las dedicadas a representar fábulas, demostrando la función educativa de la Iglesia. Es el caso, por ejemplo, de la fábula de la zorra y la grulla (''de acuerdo al trato que demos, así será el trato que recibiremos'').



Arlequín circense con feroces leones.

Detalle de las mallas del arlequín.


También hay otras figuraciones pertenecientes al campo del ocio y el disfrute, como en la que aparece un arlequín a la pata coja que se sustenta mediante dos leones con las fauces abiertas. Se alzan levantando una pata en señal de que el hombre que los acompaña ha logrado domesticarlos. Es sorprendente, por otro lado, el detallismo que se puede contemplar en relieves tan pequeños como éste. Las mallas del personaje tienen dibujos, y al ser tan ajustadas, marcan incluso los glúteos.


Otras imágenes:

                                                       
                                                     Respaldos de la sillería alta. 
                                 Aparecen numerosos símbolos cristianos, como la cruz latina, 
                                                    y judíos, como la Estrella de David.



Jabalí rodeado de vegetación, a un costado de la primera silla alta (por la izquierda si se contempla el quinteto frontalmente). El jabalí es un mamífero muy abundante, y por tanto, muy popular dentro del territorio asturiano. 


San Blas, con báculo y la mano en la garganta, en la sillería baja. 


Santa Bárbara con la torre y el rayo, en la sillería baja.

Representación de la fauna y flora asturiana: Lobo atacando a un ave (tal vez un urogallo) bajo un roble con bellotas.

Un guiverno, símbolo de poder, es representado en una misericordia mediante altorrelieve. Este dragón, frecuentemente empleado en la heráldica, es típico de Reino Unido y centroeuropa, lo que reafirma nuevamente la influencia germana que ejerce Vahía en la sillería asturiana.

Al igual que un guiverno es testimonio del origen renano del escultor, la lorelei también atestigua sus raíces germanas. Esta figura, sirenoide, con espejo y peine de oro, se equipara con la de la famosa xana de la mitología asturiana.

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