viernes, 20 de junio de 2014

Interpretación de petroglifos situados en áreas de Pontevedra (Galicia, Spain)

Un petroglifo, palabra formada por la combinación del petrus latino (piedra, en español) y el grafo griego (escribir, escritura, en español), es la forma más correcta de denominar a los grabados realizados en soportes pétreos por los pueblos prehistóricos y protohistóricos, o bien primitivos, de diversas épocas y lugares.


Los petroglifos, en Europa, se dan desde el Neolítico hasta la Edad del Hierro, aproximadamente. Mientras, en otras zonas del mundo, como en la América precolombina, se datan de fechas ya mucho más recientes, es decir, en siglos de Nuestra Era. Finalmente, los pueblos más disgregados continuaron creándolos hasta la colonización de los territorios por donde se extendían. Es el caso, por ejemplo, de los petroglifos realizados por los aborígenes australianos. Este pueblo disminuyó masivamente con la llegada de las colonias británicas, al igual que también lo hicieron las tribus de los indios de las praderas. Los pocos clanes que sobreviven en la actualidad, tanto de aborígenes como de indios, e incluso de otros pueblos del África, aún conservan la tradición de incidir las rocas de manera tan particular y simbólica.



Así, en esta entrada se analizarán tres grabados distintos incluidos en la categoría de petroglifos. Se trata de petroglifos originarios de la Península Ibérica, más concretamente, de Pontevedra, provincia gallega. Aunque grabados sobre granito, resistente roca plutónica característica del noroeste español, se desconoce su fecha de creación. La Edad del Bronce es, por excelencia, la etapa de la Prehistoria en la que los expertos encuadran estos petroglifos gallegos. Por lo tanto datan del 2500 al 3000 a.C. La incisión, a veces más profunda que otras, así como la precisión o no en el trazo demuestran que, como en todas las épocas, hay unos artistas mejores que otros incluso en reductos tan ''pequeños'' como Pontevedra.



1. Petroglifos con forma de círculos concéntricos.



Petroglifos de ''Pedra da Serpe'', con aspecto de círculos concéntricos. Pontevedra, España. 2500-3000 a.C.

Petroglifos pontevedreses, también con dicha forma. Pontevedra, España. 2500-3000 a.C.

Los petroglifos con forma de varios círculos concéntricos, si hablamos de Europa, son muy característicos de Galicia y Asturias (España), aunque en realidad pueden encontrarse en todo el arco atlántico, e incluso, en Escandinavia, aunque con formas menos definidas que las expuestas aquí. Los aborígenes australianos realizaban el mismo dibujo con el objetivo de simbolizar un asentamiento. Si nos valemos pues del significado que tiene para este pueblo primitivo, se puede asociar a estos círculos concéntricos con la posición de un clan. Habría que imaginar que la explanada de granito es entonces un mapa a gran escala, donde los pueblos prehistóricos de Galicia habrían localizado determinados elementos de su geografía, consiguiendo así guiarse de un modo más fácil por el terreno. Los círculos concéntricos servirían para representar poblaciones en el mapa, las cuales, según el tamaño del grabado, pueden conformarse por más o menos individuos. O pueden conferirse con una mayor o menos importancia respecto al creador/es de los petroglifos. Aunque la interpretación más factible que yo doy es la de asentamientos, al igual que los aborígenes, los círculos concéntricos también puede tratarse de diversos accidentes geográficos (como lagos, montículos o pendientes). Sin embargo, la tendencia más popular tiende a enlazarlos con la forma del sol; por tanto su interpretación tendría que ver con el astro rey y sus anillos ardientes. No obstante, y teniendo en cuenta, sobre todo, la antigüedad de estos pueblos, me parece la interpretación más pueril.

2. Petroglifos con formas sinuosas.



Petroglifos de ''Pedra da Serpe'', con aspecto de líneas curvas. Pontevedra, España. 2500-3000 a.C. En la primera imagen del apartado nº1 puede apreciarse su localización junto unos grandes círculos concéntricos.

Tanto para los aborígenes australianos, tan presentes en esta entrada, como para los indios de las praderas, las formas sinuosas y las líneas curvas tienen que ver con el movimiento, el transcurso de algo. Significan dinamismo en su máxima expresión. El río Ulla, que pasa cerca de Valga, municipio pontevedrés, podría estar simbolizado en estas curvas.


    Mapa que posiciona el río Ulla, en la provincia de Pontevedra, Galicia, España. 

Incluso el pequeño río Valga, afluente del Ulla, puede ser el representado en el sinuoso petroglifo. Sin embargo, las marcadas curvas de la línea, y la forma final de desembocar (donde la línea se torna recta y desaparece en el fondo sin labrar) recuerdan mucho al dibujo tan sumamente curvado que traza el Ulla en la zona de Pontecesures o Catoira, por ejemplo, el cual luego se vuelve más rectilíneo conforme se acerca a la ría de Arosa, pereciendo allí. Los grandes círculos concéntricos colocados al lado de esta forma curvilínea pueden reflejar un gran poblado, un sitio sumamente importante, quizás relacionado con el comercio, como los emporios fenicios y griegos, pero a una escala más bien local. 

3. Petroglifos con aspecto animal.

     Petroglifos pontevedreses con forma de cérvidos. Pontevedra, España. 2500-3000 a.C.

Por último esta pequeña entrada finaliza con el comentario de un par de petroglifos sencillos pero sorprendentes, pues en ellos aparece la figuración de animales: un fenómeno bastante extraño, por lo menos en lo que concierne a Pontevedra y alrededores. El grabado más grande se correspondería con la simbolización de un ciervo macho, con astas que son nada más que un par de esbozos de trazado. Su lomo, además, resulta mucho más recto y alargado que el de la hembra, a la cual se la figura más pequeña y de vientre arqueado, pareciendo incluso un poco más robusta que su pareja. Ambos petroglifos animales son extremadamente esquemáticos. Por tanto, sólo representan aquellas partes que se consideran esenciales. Sin las astas, no se sabría con exactitud a qué mamífero se ha representado. Sin embargo, el hecho de poder situar los petroglifos en el noroeste español permite adivinar que se trata de un venado; muy común por esta zona. La figuración de animales siempre fue una característica de las pinturas rupestres del Paleolítico, mucho más ancianas que estos petroglifos. De este modo, una de las interpretaciones más comunes es la que asocia la figuración de animales con la búsqueda de la fertilidad y abundancia de los mismos. Así, si se representa a una pareja de ciervos de ambos sexos es que se pretende que esta especie prolifere, bien teniendo descendencia o bien creciendo en número de otras formas. También podría simbolizar un ritual que tendría que ver con el buen augurio en la caza. No obstante, esta explicación, como se citó líneas antes, es una de las más habituales para comprender la simbología de la pintura rupestre paleolítica. Pero los petroglifos pertenecen ya a la Edad de los Metales. Por ello, el significado que yo les otorgo es que, nuevamente, los artistas grabadores utilizaban la roca como mapa, y el hecho de simbolizar animales sirve para poder situarlos en una determinada área geográfica; lugar donde ellos habitan o se avistan o cazan con más frecuencia. 

No hay comentarios: