martes, 23 de junio de 2015

Análisis estilístico e iconográfico del Pórtico de la Gloria del Maestro Mateo, en Santiago de Compostela, e influencias posteriores

-Presentación.


El Pórtico de la Gloria es la obra más reconocida del famoso Maestro Mateo, fruto de sus amplios conocimientos religiosos y técnicos. Esto le permitió crear la primera portada románica que serviría de influencia al primer gótico, oriundo de Francia. Por tanto, cabe destacar que se trata de una obra tardorrománica, esencialmente de transición entre un estilo y otro. El pórtico fue encargado por el rey Fernando II de León para ser instalado en la Catedral de Santiago de Compostela.

-Análisis pormenorizado de sus diferentes elementos (cuestiones iconográficas y estilísticas).



Se analizará la obra dividiéndola por partes arquitectónicas. Cada parte será explicada desde una perspectiva tanto iconográfica como estilística, y ambas se integrarán conforme se vayan desarrollando. De este modo, también se diferenciará entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, dos ejes que igualmente ayudarán a comprender la portada.

Puerta izquierda / parte izquierda del pilar izquierdo: Antiguo Testamento.



La puerta izquierda de la portada, así como el pilar de la misma posición, representan principalmente el Antiguo Testamento, es decir, aquellos años en los que Cristo no había sido concebido todavía. Se trata de una época dominada por los profetas que predican la palabra de Yahvé al pueblo judío, un pueblo que, sin embargo, se encuentra reprimido por la Ley mosaica. La Ley mosaica era la establecida por el profeta Moisés tras haberla recibido directamente de Dios, y estaba encaminada a seguir estrictamente una serie de principios que los judíos, en teoría, no podían cumplir, necesitando así un Redentor que les ayudara a salvarse de los pecados cometidos.


De este modo, en el plinto de la puerta izquierda aparecería representado un león que se escurre entre los brazos del hombre que intentaba agarrarlo. Simboliza que, en el comienzo de los tiempos, el hombre no tenía la capacidad de dominar sus impulsos más primitivos.


Encima de los capiteles que rematan las columnas sostenidas por este plinto, se muestra a los profetas Abdías y Amós sujetando sus libros sagrados. Están esculpidos mediante un canon corporal alargado, con el objetivo de que se integren en la longitud de los fustes. No obstante, se trata de figuras bien proporcionadas. Esta adaptación del cuerpo de los personajes a las columnas será muy común en el arte gótico, y el Pórtico de la Gloria sirve como influencia. Amós, por otro lado, gira la cabeza en actitud de conversación con Abdías. Esta interacción entre personajes también es habitual en el gótico, y tiene sus precedentes en el románico de transición. De esta forma, los personajes se humanizan. Por otro lado, las largas barbas de los profetas los identifican como tales, debido a la longevidad de la palabra que predican.


El plinto del pilar, que sostiene las columnas de la derecha de la puerta, posee más longitud que el anterior, y está decorado con cabezas de grifos. Se trata de una alegoría a las herejías, es decir, aquellas doctrinas que son contrarias al dogma del cristianismo. Por este hecho son representadas como criaturas quiméricas, alejadas de la Madre Naturaleza, de la primigenia religión cristiana. El tema de este plinto ya no tiene que ver con el Antiguo Testamento, pues las herejías empiezan a darse a partir de la legalización del cristianismo en el Imperio romano por parte de Constantino el Grande, realizada en el Primer Concilio ecuménico de Nicea (año 325). No obstante, la temática de arriba, de todas las columnas, pertenece nuevamente al Antiguo Testamento. De este modo, si se divide el pilar en dos partes, hay que distinguir entre los Profetas Menores y los Mayores.


Por esto, a la izquierda aparecen los Profetas Menores, Oseas y Joel, con un aspecto y actitud semejante al de los anteriores personajes. También sostienen sus libros representativos. En la otra parte se representarían los Profetas Mayores, que se explicarán más adelante.



Pueblo judío

Finalmente, coronando esta puerta se erigen las arquivoltas. En el arco superior se simboliza al pueblo judío, oprimido por la rigidez de la ley mosaica, representada por el bocel que dificulta sus movimientos.


En la parte inferior se pueden ver diversos personajes del Antiguo Testamento, pues se está produciendo la Anástasis o descendimiento de Cristo al Limbo. Adán y Eva son los personajes que flanquean a Jesús, así que se trataría de una representación de la Anástasis de tipo dogmático. Adán permanece rezando mientras que Eva se sorprende por la llegada repentina del Cristo que acudirá a salvar sus almas. Por supuesto, este hecho tampoco tiene que ver con el Antiguo Testamento.

Puerta central: Nuevo Testamento.



Pese a que el pilar de la izquierda, el cual sostiene la puerta central, exhibe personajes del Antiguo Testamento, realmente la temática de este espacio pertenece al Nuevo Testamento, momento bíblico donde ya se cuenta con la presencia de Cristo y todo lo que esta conlleva.



Así, en el plinto del parteluz se mostraría a un hombre que sostiene entre sus brazos a un par de leones con las fauces abiertas. Puede simbolizar a Sansón venciendo al león con la extraordinaria fuerza que le insufló Dios, pues la postura que llevan los brazos sosteniendo a la bestia es la convencional desde el arte paleocristiano. Sino, tal vez pretende aludir al triunfo de la fe sobre las herejías narradas en el anterior plinto.


Encima, se levanta el parteluz antes citado, que representa en su capitel a la Trinidad, formada por las tres personalidades de Dios: la del Padre, la del Hijo y la del Espíritu Santo.

Jesé

David

Salomón


María

El fuste, por otro lado, hace figurar el Árbol de Jesé, es decir, la genealogía de Cristo. Es el primer Árbol de Jesé representado en el territorio español. Del tronco de Jesé, que estaría representado por un batiburrillo de haces de ramas, entre las que se enrolla el propio Jesé, nace el rey David, al que se le representa barbado, haciendo patente así su vejez. Le sigue su hijo, el rey Salomón, este en cambio imberbe por estar más cercano en la Historia. Finalmente remata el fuste la Virgen María: madre de Jesucristo.

Huellas del parteluz

El parteluz está algo dañado en la parte que simboliza a Jesé, debido a que los peregrinos, de forma ritual, introducían sus dedos por unos pequeños desniveles de la piedra que se acrecentaron hasta formar varios hoyos profundos.


Por otro lado, sujetándose al capitel de la Trinidad se erige a Santiago Apóstol sedente, entronizado en una silla flanqueada por un par de leones, símbolo de poder y protección. Con su mano derecha agarra una cartela en la que se leía «Me envió el Señor», aludiendo a su predicación en Hispania; apoya la otra mano en un báculo rematado en la forma de la letra griega ‘’tau’’; un báculo como el que entonces usaban los arzobispos compostelanos, y orla su cabeza una aureola de bronce con cabujones de vidrio, única pieza metálica en el pórtico encajada entre ella y el parteluz.


Encima de Santiago se muestra un capitel con las Tentaciones de Cristo en relieve, escena conformada por un Jesús que está amenazado por una criatura quimérica, con alas de ángel, como Lucifer, rabo de león o de toro y rostro grotesco y bastante indefinido. Para protegerse, Jesús sostiene un cartel donde se distingue a la perfección la frase ‘’vade Sathanas’’, es decir ‘’apártate, Satanás’’.


Preside el tímpano un impresionante Cristo sedente que muestra sus llagas, en señal de que se ha salvado gracias al poder de su fe y confianza en Dios. Es la muestra del Apocalipsis según San Juan, Evangelista. Aparece coronado y con el nimbo crucífero representativo. Le flanquean ángeles turiferarios, con una postura forzada, y a los lados el tetramorfos: San Juan con el águila, San Mateo con las alas de ángel, San Lucas con el toro y San Marcos con el león.

La visión apocalíptica continúa con los ángeles que portan los Arma Christi.


Aquellos que se sitúan a la izquierda de Cristo sostienen la Columna de la Flagelación, la Vera Cruz y la Corona de Espinas.


Los de la derecha portan los Clavos, la Lanza, la Jarra y la Sentencia y el Azote y el Martillo. Tanto los ángeles como los evangelistas son atribuidos a otros profesionales del taller del Maestro Mateo, debido a la tosquedad de la talla comparándose con la de Mateo, aunque sin duda, excepcional de todos modos.

Pueblo israelí


Pueblo cristiano

En la parte superior de estos ángeles, situados en un segundo plano de la composición, aparecen los dos pueblos clave en la Biblia: el pueblo de Israel y el Pueblo Cristiano. Ambos son los pueblos redimidos que buscan el perdón de Dios en su dictamen.


En las arquivoltas, finalmente, se representan los 24 Ancianos de Apocalipsis, ocupados en afinar sus instrumentos musicales para comenzar la música en honor del Cordero.

Un par de músicos tocan el mismo instrumento

Joven con redoma y arpa

Algunos comparten un mismo instrumento y otros también sostienen redomas, representación de las copas de perfume que menciona San Juan. Son representados con gran realismo y movilidad; incluso realizan escorzos para poder charlar y mirarse.

Parte derecha del pilar izquierdo: Antiguo Testamento (Profetas Mayores). 



El pilar izquierdo sigue perteneciendo a la Antigua Alianza, y no a la Nueva, como el tema del Maiestas Domini, pese a que sostiene tectónicamente una parte de dicho tema. De esta forma, siguen apareciendo profetas, aunque los que se sitúan más hacia la derecha son Profetas Mayores, con un mayor reconocimiento que los Menores, es decir, Abdías, Amós, Oseas y Joel.


De esta forma, se simboliza a Jeremías, Daniel, Israel y Moisés con sus respectivos Libros. Sus esculturas están incluso mejor trabajadas que las de los otros predicadores; los rostros se individualizan claramente, las texturas están pulidas y muy bien trabajadas, mientras que los pliegues de los ropajes son bastante realistas, avecinando, como siempre, el gótico que está por implantarse. No obstante, la postura de apoyo de Jeremías es irreal, puesto que dobla las rodillas de forma extraña para apoyarse en la basa de la columna. Algo similar pero menos notorio se da en Israel. De todos modos, el virtuosismo del conjunto permite atribuírselo al Maestro Mateo, como el caso del Cristo del tímpano, el Santiago sedente o el Apostolado.


Mientras, las caras, que incluso transmiten un cierto patetismo, hacen patente una innovación en la expresividad que, sin embargo, se torna antinaturalista, especialmente en el gesto sonriente del profeta imberbe, Daniel. Esto es otro rasgo del románico de transición. Estas características que se han explicado, y otras que luego se desarrollarán, se perfeccionarán en el gótico, con el objetivo de lograr un mayor naturalismo. Por último, destacar que la policromía de este conjunto es la que mejor se conserva del pórtico, pues el paso de los siglos deterioró bastante la pintura de la obra, que estaba coloreada por completo, algo común tanto en el románico como en el gótico.

Pilar derecho: Nuevo Testamento.



El pilar derecho continúa con la historia del Nuevo Testamento.


Ahora, en el plinto se destacan los pecados capitales, siendo representados como diversas bestias, entre las que se sitúa la cabeza de un hombre barbado. Es complicado identificar cada figura, aunque es posible que la del puercoespín simbolice el pecado a la soberbia, debido a que los vanidosos siempre temen a que su orgullo sea atacado, y su defensa frente a eso puede tonarse hiriente. Por otro lado, la criatura que se lleva algo a la boca tal vez simbolice la gula y el ansia por comer sin necesidad alguna.


Ya en la parte superior aparecen las columnas con los apóstoles. Los de la parte izquierda se identifican con San Pedro, San Pablo, Santiago el Mayor y San Juan Evangelista. Los de la derecha son San Andrés y San Mateo. De los primeros, se reconoce bien sus atributos, al menos en la mayoría, como las llaves del Cielo, de San Pedro. En el caso de Santiago el Mayor, a quien se vuelve a representar en estas columnas, se destaca el cayado de peregrinación, propio de su iconografía. Finalmente, se distingue bien a San Juan por el águila que yace a sus pies. Este Santo es muy importante, porque él proporciona a la portada el tema iconográfico.


Por último, antes de pasar con la puerta de la derecha, las últimas columnas del pilar representan a San Andrés y San Mateo. Aunque no tienen unos atributos clave, sí es cierto que resulta interesante mencionar la decoración del ropaje, formada por palmetas incisas. Esta decoración está presente en las prendas de otros personajes también, y es muestra de la laboriosidad y el gusto por los detalles del Maestro Mateo. También es destacable la policromía color rosa fuerte del rostro de Mateo, que se conserva muy bien, así como el color azul de sus ojos.

Puerta derecha: Nuevo Testamento. 






La iconografía de la puerta derecha del Pórtico de la Gloria se forma por la representación, en el plinto adosado al muro, de la victoria del hombre sobre el león, una alegoría del triunfo del ser humano sobre la irracionalidad, la pérdida de los valores dogmáticos y la inclinación hacia el pecado, como se había visto en los soportes anteriores. Si en el primer plinto, de la puerta izquierda, el león escapaba del hombre, ahora este puede capturarlo sin problema. Entretanto, una criatura sonriente, que podría tratarse de un grifo, parece alegrarse del acontecimiento. Esta escena culmina con la línea de los esfuerzos que el hombre debía realizar para triunfar y ganarse la salvación.


Por encima, aparecen los Apóstoles Tomás y Bartolomé, cuyos atributos, seguramente, no han sido representados.


Pero lo más interesante es lo que se simboliza en las arquivoltas, es decir, el Juicio Final. En la clave del arco aparece, arriba, Cristo, y debajo, San Miguel, psicopompo en el cristianismo por excelencia. Ambos dividen el arco, mostrándose los salvados en su parte izquierda y los condenados en la derecha.


Aquellos que ascienden al Reino de Dios son llevados allí por ángeles en una actitud amable.


Mientras, los que deben ir al Infierno se ven obligados a sufrir torturas por parte de seres grotescos, al servicio de Satán. En concreto, puede destacarse la figura horripilante que muerde los brazos de los condenados, a quienes además arrastra y parece querer devorar.

Otras figuras.

Desligadas a las puertas propiamente dichas, se sitúan algunas figuras que igualmente tienen relación.


Destaca el par de ángeles a cada lado de la portada, tocando las trompetas que anuncian el Apocalipsis.


También están presentes otros varios ángeles, y en este caso, se trataría de uno situado encima de Moisés, el cual sostiene un pergamino donde se vaticina que de la Virgen María nacerá el Salvador.

-Influencias posteriores: 

El Pórtico de la Gloria y el estilo mateano influyeron en la evolución hacia el naturalismo del románico español que compete a los siglos XII y XIII. Según la historiadora Begoña González, la influencia del Maestro Mateo se expandió por la cuenca del Miño a raíz de las construcciones de las iglesias de San Juan de Portomarín y San Esteban de Ribas de Miño, en O Saviñao. 

 San Juan de Portomarín 

La primera de ella según todos los indicios fue levantada por  un taller formado por los discípulos de la escuela de Mateo, después de acabarse la construcción de la catedral de Santiago hacia 1210. Estas dos iglesias se caracterizan por una compleja decoración escultórica que ofrece un claro parentesco con la catedral compostelana. En una de las puertas del templo de Portomarín se encuadra un conjunto de veinticuatro figuras de ancianos muy similares a los del Pórtico de la Gloria. 

San Esteban de Ribas de Miño

En San Esteban hay una imagen similar pero en cambio los músicos se reducen a sólo siete. A partir de estos dos núcleos el influjo de la escuela de Compostela se despliega por las orillas del río Miño aunque disminuyéndose con el tiempo. El uso de los motivos vegetales, la decoración geométrica y los diseños ajedrezados son característicos de esta vertiente. 

Santa María de Camporramiro

Esta herencia se puede percibir en iglesias como Santa María de Pesqueiras, Santa María de Camporramiro o San Juan de Cova. 

San Vicente de Ávila

Fuera de las fronteras de Galicia influyó en la Basílica de San Vicente de Ávila, no hay más que ver la relación de la portada occidental con el pórtico compostelano. 

Iglesia de San Juan del Mercado, en Benavente

También influye en iglesias zamoranas, como las de Benavente, donde las portadas o esculturas son muy similares a las de la obra del Maestro Mateo en Compostela, donde incluso los ángeles de las mochetas adoptan las mismas posturas que en Santiago.

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